La endodoncia es uno de los tratamientos más habituales en las clínicas dentales. Estas se realizan cuando una caries sin tratar llega a un nivel profundo del diente, creando dolor, inflamación e incluso la necrosis de la pulpa dental.
La pulpa dental está situada en el interior del diente y alberga nervios y vasos sanguíneos, de ahí que cuando hay necrosis e infecciones curse con dolor, que se puede manifestar en diferentes ocasiones (frío o calor), al comer, beber, en diferentes posturas corporales…) y con diferentes grados de intensidad.
Aunque la caries es la principal receptora de esta intervención, también se realizan endodoncias cuando aparece inflamación de la pulpa dental tras traumatismos, abrasiones, erosiones y el desgaste de los dientes por el roce entre ellos, que puede ser a consecuencia del bruxismo o por la mala praxis en algún tratamiento restaurador.
Cómo es una endodoncia
La endodoncia consiste en la extracción total de la pulpa y el nervio del diente afectado. Se trata de limpiar el sistema de conductos radiculares eliminando todo el tejido y nervios afectados, así como las bacterias y restos de tejido que pueda quedar, para conseguir que el conducto quede lo más aséptico posible. Un tratamiento que se realiza en 6 pasos en total:
- Diagnóstico. Una vez llegamos al dentista, nos realizará una serie de preguntas para saber cómo es el dolor que tenemos, dónde está localizado, la intensidad del dolor, si este se calma al aplicar frío, entre otras. Con esta batería de preguntas puede hacer un diagnóstico correcto y decidir el mejor tratamiento. A continuación, se harán radiografías de la zona para ver el estado del diente y sus características anatómicas.
- Una vez decidido que se va a hacer una endodoncia, se pasa a la anestesia. Para este tratamiento solo se necesita anestesia local en el diente a tratar y las zonas colindantes al mismo. Eso sí, es imperativo que el día en el que se va a hacer la endodoncia no exista ninguna infección o inflamación en el diente a tratar. De no ser así, la anestesia puede no funcionar correctamente y se aplazará la intervención hasta que se trate la infección con antibióticos y antiinflamatorios.
- Apertura y aislamiento del diente. Se inicia la intervención realizando un agujero en la corona del diente que permite acceder a la pulpa que se quiere extraer y aislar el diente del resto del organismo.
- Instrumentación y conductometría. Una vez realizado el agujero se procede a la limpieza de los conductos, dejándolos totalmente asépticos y limpios.
- Obturación. Una vez el interior del diente está vacío, sin pulpa, nervios, sangre ni bacterias, se procede al sellado del diente, cerrando los conductos limpiados y dejando el diente totalmente insensibilizado.
- Control de resultados. Una vez realizado el tratamiento, el dentista hará una radiografía para poder ver el resultado de la endodoncia, verificando que ha ido bien y cumple con su cometido. Además, se suele hacer un seguimiento durante las primeras semanas para ver que todo sigue correctamente.
La endodoncia es un tratamiento que puede sonar aparatoso y lleno de dolor, pero ¡nada más lejos de la realidad! Es una intervención segura y sin complicaciones en la que la anestesia local es más que suficiente para su realización.
Si ya no sabes qué hacer con ese dolor de dientes que te trae de cabeza, no dudes en pedir cita y venir a visitarnos. Estudiaremos tu caso en profundidad y veremos cuál es la mejor solución para tu problema. Y siempre en manos de los mejores profesionales.
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