En los últimos años hemos oído hablar mucho de la microbiota intestinal y de la importancia de tenerla en equilibrio para la salud global. ¿Sabías que también existe una microbiota oral y que su desequilibrio está en relación con problemas bucodentales?

¿A qué nos referimos cuando hablamos de microbiota?

La microbiota, el microbioma o la microflora son tres términos que se utilizan para referirnos a lo mismo: el conjunto de bacterias que, de forma natural, viven en nuestro organismo, y en este caso en concreto, en la boca.

Estas bacterias no son perjudiciales siempre que se encuentren en equilibrio, es decir, siempre que no exista un predominio de un tipo de bacteria frente a las demás o no estén desplazadas por microorganismos extraños.

Estos cambios en las bacterias orales pueden venir dados por diferentes factores, entre ellos, una dieta basada en un alto contenido en carbohidratos fermentables que cambia la acidez (el conocido como ph) de la boca, una acumulación de placa en la que se desarrollen estos microorganismos en exceso o la colonización de hongos o bacterias patógenos como la cándida o la Helicobacter pyroli, relacionados con el sistema digestivo.

¿Qué problemas puede provocar una alteración de la microbiota oral?

Como hemos repetido en otras ocasiones, la salud empieza en la boca porque mantener una buena salud oral es fundamental para lograr tener una buena salud global. Algo que parece obvio muchas veces se olvida y las personas descuidan su salud oral pensando en ello como algo menor.

Estudios recientes demuestran que una baja concentración de Streptococcus salivarius puede contribuir a una mayor tendencia a la inflamación, y con ello, la aparición de gingivitis. De igual manera, el Streptococcus mutans, entre otras bacterias, producen un ácido al alimentarse de azúcares, que provoca el entorno perfecto para la aparición de caries.

¿Cómo mantenemos el equilibrio de la microbiota oral?

Para evitar estas alteraciones que afecten a la salud dental y general debemos mantener unos hábitos alimentarios y de higiene orientados a este propósito. Algunos consejos que se pueden seguir son los siguientes:

• Seguir una dieta equilibrada baja en azúcares y rica en probióticos, evitando bebidas ácidas.

• Utilizar hilo dental, cepillarse los dientes con pasta fluorada y usar un enjuague bucal.

• Acudir a revisiones periódicas para actuar antes de que un pequeño problema pueda tener consecuencias mayores.

Si seguimos estas pautas mantendremos una microbiota oral equilibrada y será menos probable que desarrollemos enfermedades bucodentales graves.