Tener una boca en buen estado y bien desarrollada es imprescindible para poder masticar correctamente, realizando movimientos funcionales y armónicos.
Conseguir esta buena masticación es algo que se tiene que desarrollar desde niño, comenzando en los primeros meses de vida. Para ello, los bebés tienen que ser amamantados durante el mayor tiempo posible antes de pasar a los alimentos sólidos, así, se comienza un desarrollo correcto del aparato masticatorio.
Después, una vez hayan salido los dientes de leche, el truco para lograr un buen desarrollo de la boca es que demos al pequeño alimentos duros para que al masticarlos, se logre una masticación intensa que estimule y ayude al desarrollo de todas las estructuras,, lo que hace que los dientes permanentes se alojen correctamente antes de salir.
Por otra parte, también existen tratamientos y tareas destinadas a reequilibrar la boca, como la rehabilitación neuro-oclusal. Esta tiene métodos que ayudan al niño a que logre un desarrollo correcto con tratamientos que se pueden comenzar desde los 3 o 4 años. En muchos casos, solo se necesitan pequeños tratamientos destinados a mejorar y controlar la masticación, cosa que ayudará al niño en el desarrollo futuro.
Cuando hay una falta de desarrollo o un desarrollo anómalo de las estructuras que forman parte de la boca, se recurre a la ortodoncia. Está destinada a corregir la mala posición de los dientes pero, más allá de la estética, la ortodoncia tiene que conseguir una función masticatoria óptima, con una oclusión equilibrada que tenga en cuenta el arco dentario, pero también los músculos, la lengua, los huesos maxilares y las articulaciones mandibulares,
Más allá de la estética, una boca sana es aquella que se cuida, trata y supervisa correctamente desde la infancia, porque nuestra boca y dientes son para toda la vida.
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