Las impresoras 3D han llegado a las clínicas dentales para revolucionar y facilitar los tratamientos. Se encargan de crear prototipos físicos a partir de un diseño realizado por el especialista en un software específico.
Este diseño en ordenador se convierte en una maqueta volumétrica y se pueden crear todo tipo de piezas, en distintos materiales, lo que convierta a estas impresoras en un elemento muy útil en diferentes tratamientos y dolencias, puesto que ofrecen velocidad y mucha precisión.
La impresora 3D tiene muchas posibilidades, pero los usos más comunes son en reparaciones dentales, donde el dentista escanea la boca, crea una imagen 3D, hace un diseño digital de la reparación con el CAD e imprime el producto en la impresora 3D, y en la fabricación de coronas, puentes, fundas, prótesis dentales o modelos cerámicos, así como la creación de herramientas para algunos procedimientos dentales.
Trabajar con impresoras 3D como la que tenemos en la Clínica Fernández Ybarra, proporciona múltiples beneficios tanto para los profesionales como para los profesionales como para los pacientes, ya que abarata los costes, pero mantiene altos niveles de calidad, minimiza los tiempos de espera y aumenta el número de pedidos que se pueden gestionar. También guarda una copia digital de la pieza en caso de que se quiera volver a hacer.
Con la impresora 3D también se reducen los errores, puesto que se puede probar la pieza antes de ser colocada y permite imprimir varios modelos de la misma pieza. Asimismo, esta herramienta ofrece unos altos niveles de personalización y es mínimamente invasiva sobre el paciente.
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