El irrigador dental está de moda. Los vemos en todas partes y se están convirtiendo en uno de los productos más vendidos como regalo healthy en Navidades, pero ¿conocemos bien sus funciones? ¿lo usamos correctamente? ¿sustituye al cepillado?

La respuesta a la pregunta sobre si hay que usar irrigador dental es que sí, todo el mundo lo puede usar. La respuesta a si este sustituye al cepillado, es un no rotundo. Los irrigadores dentales son un complemento más en nuestra rutina de higiene bucal, pero no sustituyen a ninguno de sus pasos.

Los irrigadores dentales están especialmente indicados para aquellas personas a las que les resulte complicado llegar a algunos rincones. El agua a presión de estos aparatos permite una limpieza óptima cuando se tienen implantes, dentaduras postizas, ortodoncias o para llegar mejor a las muelas del juicio.

Se recomienda usar el irrigador dental una vez al día, preferiblemente tras el cepillado nocturno. Este se debe usar durante dos minutos y se tiene que enfocar el chorro de agua a presión tanto a los dientes como a las encías.

Usando la irrigación a presión después del último cepillado del día y de la seda dental, se consiguen reducir las toxinas bacterianas, la maduración de la placa y se arrastra la placa que está suelta. Así, también está especialmente indicado para aquellas personas con mucha placa y donde los síntomas de inflamación de las encías ya apuntan a la periodontitis, aunque se puede usar preventivamente sin ningún problema.

Teniendo estos datos en cuenta, todos nos podemos beneficiar del uso de los irrigadores dentales, puesto que consiguen darnos ese plus de limpieza, pero hay que tener en cuenta que jamás deben sustituir a la limpieza con el cepillo, ya sea manual o eléctrico. Siempre usaremos nuestro irrigador después del cepillado y la seda dental.

Si quieres saber más sobre este complemento y quieres que te asesoremos según tus necesidades, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.. ¡nos encanta verte sonreír!