Somos lo que comemos. Este refrán que tantas veces hemos escuchado guarda una gran verdad, ya que la calidad y variedad de los alimentos influye, más de lo que creemos, en nuestra salud y la salud bucal no se queda fuera, puesto que una buena alimentación junto a una buena higiene, evita la aparición de problemas como la gingivitis, entre otros.
Siguiendo unas pautas sencillas, conseguirás mantener tu boca en forma durante el máximo tiempo posible:
-Hidratación: El agua es fuente de vida y es especialmente importante para nuestra salud bucal. El pH neutro del agua ayuda a reestablecer el pH bucal perfecto y a enjuagar los restos de alimentos que pueden quedar en los dientes tras las comidas. Y si quieres variar un poco, prueba a tomar infusiones de té sin azúcar, ya que este aporta flúor, refuerza el esmalte y proporciona polifenoles, que tienen una acción antibacteriana. Además, el te negro o kukicha es muy rico en calcio. Eso sí, no abuses de él, puesto que el té puede manchar los dientes.
-Evita la ingesta de azúcar, alcohol y tabaco. Lo perfecto sería eliminarlos totalmente de nuestra dieta, pero, siendo realistas, debemos reducir su consumo al máximo, sobre todo de los dos últimos por las graves consecuencias de su consumo en nuestra salud general. En nuestra boca, el tabaco tiñe los dientes de color amarillo y, al igual que el alcohol, altera la microflora oral, fomentando el desarrollo de bacterias que provocando caries o gingivitis.
Además, el alcohol deshidrata y reduce la producción de saliva. En cuanto al azúcar, la placa bacteriana lo utiliza para crear ácidos que atacan el esmalte y lo dañan.
-Evita los alimentos con colorantes, ya que estos pueden manchar la dentadura.
-Incrementa la ingesta de calcio. Este es una fuente indispensable para reparar el esmalte dental, que es el encargado de proteger los dientes frente al desgaste. Incorpora quesos y yogur, además, este último también aporta fosfatos y caseína, ideales para remineralizar el diente.
-Añade fibra a tu dieta. Los cereales integrales y las legumbres hacen que realicemos un esfuerzo extra al masticarlos, por lo que producimos más saliva, eliminando la placa bacteriana.
Como puedes ver, unos pequeños cambios y modificaciones en nuestra dieta puede hacer mucho por nuestra salud bucal. Si lo unimos a unos buenos hábitos de higiene y a la realización de revisiones anuales en el dentista. Tus dientes te acompañarán en buena forma para siempre.
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