Una de las mayores preocupaciones de los padres cuando a sus hijos empiezan a cambiar los dientes de leche por los definitivos es si necesitará ortodoncia y cuándo hacer la primera visita al especialista. Como veremos, lo más importante es hacer una detección precoz de los posibles problemas bucodentales del menor e intervenir de forma que en la adolescencia estos problemas sean mínimos y tengan una fácil corrección.
¿A qué edad empezar con la ortodoncia?
La ortodoncia no es, como se puede creer, un tratamiento orientado simplemente a enderezar los dientes, sino que es clave para un correcto crecimiento de las estructuras óseas y musculares maxilofaciales, es decir, para la mordida u oclusión, la forma del paladar y las patologías en la articulación temporomandibular.
Todo ello interviene en el habla, la masticación (y esta a su vez en la digestión), en la respiración y en otras posibles alteraciones (cefaleas, dolores de oídos, bruxismo, etc.). Por ello, es fundamental poner la atención adecuada al desarrollo de estas estructuras desde la infancia ya que las intervenciones que puedan realizarse en esta etapa serán mucho menos complicadas y costosas que las que deban llevarse a cabo en la etapa adulta.
Entonces, ¿a qué edad empezar? Aunque puede tener lugar entre los tres y los seis años, los seis o siete años sería el momento ideal de realizar una primera revisión porque es cuando aparecen los primeros molares, que señalarán el camino del resto de dientes definitivos. En este momento, las personas especializadas en ortodoncia también podrán detectar precozmente si existe algún problema en la oclusión o el paladar, planificar las revisiones periódicas e intervenir en caso de ser necesario.
Esperar a los 12-13 años, cuando ya han cambiado toda la dentadura, podría parecer lógico, porque antes de esto no se pueden colocar aparatos fijos, pero será mucho más recomendable haber detectado antes problemas de espacio u oclusión y empezado a corregirlos.
¿Qué tipos de ortodoncia existen?
Podemos clasificar la ortodoncia en dos tipos: la fija y la removible.
Como hemos señalado anteriormente, la ortodoncia fija, los famosos brackets, no tiene sentido colocarla antes de la aparición de las piezas dentales definitivas. Esta ortodoncia tiene la función de desplazar y modificar la orientación de cada uno de los dientes de manera individual.
En cambio, la ortodoncia removible, de quita y pon, ayuda a guiar el crecimiento maxilar, corregir un paladar demasiado estrecho y revertir problemas ocasionadas por hábitos como el uso del chupete y succionar el dedo durante más tiempo del recomendado.
Otro tipo de ortodoncia removible pero orientada a la corrección de la dentición definitiva es la conocida como “invisalign”, que consiste en unas férulas transparentes que se van cambiando cada quince días.
La clave en la ortodoncia removible está en su tiempo real de uso: cuanto menos tiempo se esté sin ella durante el tratamiento, más rápidamente se observarán los resultados. Por ello, en los niños es necesario concienciarles y motivarles para que lo lleven puesto todo el tiempo indicado por el especialista.
Consejos para la salud bucodental de los niños
Estos son algunos de los mejores consejos para mejorar la salud bucodental en la infancia con el uso de ortodoncia:
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Ayudarles a que dejen de usar el chupete, de chuparse el dedo o tomar el biberón si a los tres años todavía no han dejado de hacerlo.
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Mantener una adecuada higiene bucal con el cepillado después de las comidas desde que empiezan a salirle los primeros dientes.
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Cepillar y limpiar bien el aparato removible después de cada retirada.
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Cepillarse a conciencia con el uso de brackets, ya que es muy fácil que se queden restos de comida si no se limpia bien.
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Acudir a las revisiones periódicas y seguir el tratamiento indicado por el ortodoncista.
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