Los dientes definitivos nos van acompañar para el resto de nuestra vida, por ello es importante mantenerlos lo más sanos y fuertes posibles para no sufrir pérdidas dentales, tener una buena masticación (que afecta mucho a las digestiones) y para presumir de sonrisa.
Está claro que la salud general y algunas enfermedades pueden afectar para mal a nuestros dientes y encías, pero la realidad es que mantener una buena y sana sonrisa recae directamente en nuestras manos, ya que nuestros hábitos de vida e higiene son la clave para que todo vaya bien o terriblemente mal ¡podemos evitar gran cantidad de enfermedades bucales solo con una buena higiene!
Lo primero que tenemos que hacer y automatizar en nuestro día a día es tener una buena higiene bucal con una técnica de cepillado correcta, evitando un cepillado agresivo o demasiado suave. Además, es importante que usemos hilo dental para eliminar la placa escondida entre los dientes y cepillar o limpiar nuestra lengua para reducir el número de bacterias dañinas tras las comidas.
También hay que cambiar el cepillo por uno nuevo para disfrutar de un buen cepillado ya que, con el uso, las cedras y sus materiales se desgastan y las bacterias terminan por acumularse. Nosotros recomendamos un cambio cada 3 meses.
Incluir flúor en nuestra rutina de limpieza también es importante para fortalecer el esmalte dental y nos ayuda a prevenir la aparición de caries. Hoy en día la gran mayoría de pastas dentífricas incluyen flúor en sus fórmulas, pero además podemos incluir en nuestra dieta alimentos que contienen este componente de forma natural como las sardinas, el salmón, el bacalao, la gelatina, las espinacas, la lechuga o la naranja entre otros.
¿Eres bruxista? Si rechinas los dientes por la noche o aprietas mucho los dientes durante el día debes ir a tu dentista para atajar este problema. Allí te realizarán un molde con el que fabricar una férula de descarga, ya que este problema puede desgastar y astillar los dientes y crear dolores mandibulares si no se trata.
Nuestros hábitos alimenticios no podían faltar en la ecuación. Así es, somos lo que comemos y lo que comemos afecta mucho a nuestra salud bucal. Hay que evitar los alimentos y bebidas azucaradas y los ultraprocesados. Las bacterias de la boca se alimentan del azúcar de esos alimentos bebidas transformándolo en ácidos que ablandan y desgastan el esmalte, facilitando la aparición de caries. Por el mismo motivo hay que evitar las bebidas alcohólicas y evitar el tabaquismo, que no solo mancha dientes y crea mal aliento, sino que provoca cánceres en la cavidad oral.
También hay que tratar la acidez estomacal y los trastornos de la alimentación, ya que cuando los ácidos estomacales pasan asiduamente por la boca erosionan el esmalte, debilitando dientes y encías y si sufres de boca seca también hay que mantener sus niveles de hidratación, ya que la saliva ayuda a eliminar los alimentos y bacterias que pueden causar caries.
Por otra parte, podemos alimentarnos activamente para proteger dientes y encías. A parte de los alimentos con flúor que hemos comentado antes, hay que incluir en nuestra dieta alimentos ricos en calcio, minerales, vitaminas y fósforo para fortalecer nuestra boca: manzana, quesos, té verde, chocolate negro sin azúcar, frutos secos, pescados azules, verduras de hoja verde y yogures son grandes aliados de nuestra salud bucal ¡inclúyelos siempre que puedas!
Y no podíamos finalizar este post sin la madre de las recomendaciones: visita al menos 2 veces al año a tu dentista de confianza. Una buena revisión y limpieza dental profesional ayudan a prevenir problemas y “pilllar” alguno incipiente, solucionándolo a tiempo con el consiguiente ahorro económico y en dolores que puedes sufrir.
0 Comentarios.